martes, 3 de junio de 2008

Roberto Figueroa Sibilotti

Hoy por la madrugada soñé al Beto Figueroa, me lo encontré en una fiesta en casa de las Castelos; muy delgado, con barba y el pelo no tan largo; nos abrazamos por mucho tiempo y su cuerpo temblaba como de miedo o emoción, alrededor escuchaba rumores de los amigos: "por fin se encontraron", "qué bueno que ya se vieron"... Yo abrazaba muy fuerte al Beto y le decía "ya pasó, ya pasó... no tengas miedo... todo estará bien"; nos dimos muchos besos por toda la cara incluyendo picos en la boca, mucha emoción en el encuentro.
Desde que falleció, no hace dos meses, es la primera vez que lo sueño. Siempre estuve inquieta desde que recibí la fatal noticia, ya que no pude asistir al funeral por recomendaciones médicas por mi embarazo de alto riesgo, siento tener la deuda de visitar su tumba, a su mamá, esposa, hijas y hermanas.
Nuestra amistad nació en 1982, cuando ingresamos a Primero de Secundaria en el IAS... por muchos años nunca nos separamos, caminamos a todos lados juntos: fiestas, eventos, al rancho, vacaciones... mi amigo entrañable, reimos mucho siempre y siempre tuvo un respeto hacia mí.
Hace poco vino a visitarme a Peñasco en dos ocasiones, conoció a mi hijo y a mi esposo y me dijo que me ayudaría a financiar un tractorcito para el rancho.


NOTA SOBRE EL ACCIDENTE (link)