miércoles, 29 de agosto de 2012

El árbol de ayer



El árbol de ayer*

Por Nina Mier
Miércoles, 29 de agosto 2012

Salí después de todos para abrazar un árbol y que me tomara Socorro la foto del recuerdo, mi blusa se manchó por la cal del gordo tronco que abracé, del otro lado lo abrazó Ana Karina y aun así no lo abarcamos, para mí fue simbólico, no podemos cubrir todo ni aun a cuatro brazos. El tema después fue mi vieja blusa ensuciada que con tantos avatares de la vida misma,  ya por más que sacudas no se quita lo plasmado en ella, pues aun así Socorro y Ana Karina se empeñaron en desmancharla  para que yo ingresara limpia al salón de clases; pero las “manchas” no se quitan sacudiendo, aun con todas las fuerzas, así como en la tela se pega lo que contiene lo que abrazas, así se pega en el corazón lo que se fue.
Claro, el tronco, el título de “Los árboles mueren de pie” de Alejandro Casona  vino a mi mente, tras ello mi padre, recordé la canción que me cantaba de niña, inclusive aun en sus tres días de agonía, porque siempre fui su niña… “yo soy el árbol conmovido y triste, tú eres la niña que mi tronco hirió, yo guardo siempre tu querido nombre y tú ¿qué has hecho de mi pobre flor?”… y así con esa nostalgia le pedí a Carlos que pusiera la canción, al son de ella, de la voz de Compay Segundo empecé a disfrutar de los rostros de todos ustedes, de todas sus manos que se movían contando historias, de sus matices y semblantes, de todo lo que se respira mientas el arte fluye; entonces, Marissa voltea con su cara triste, me ve mientras unas lágrimas se asoman tímidas por sus ojos, mientras sus labios tiemblan, vibrando de emoción, me dice: “Yo no puedo seguir escribiendo, no puedo, no es para tanto, no sé si podré leerlo mañana, que simple soy, si son tan sólo palabras …”.
Mentras ella me decía, en su rostro recordaba un poema que escribí justo cuando papá murió, unos días después, en segundo plano mi pensamiento absorto pensando dónde quedó ese poema dedicado al árbol que dio raíces para que yo fuera otro tronco fértil, como un roble, como esos árboles que mueren de pie. De pronto, por estar entre el sentimiento tan honesto de Marissa, entre mi recuerdo doloso, entre el fondo musical con el tema de mi vida y mi padre, no supe masque decirle a Carlos que apoyara a Marissa y  a sus manos que se retiraban de su computadora,  desistiendo de seguir escribiendo porque se había apoderado de ella su propia historia. Es la literatura, ella es así, nos aborda pero nos deja solos frente a un universo creado por nuestra memoria.
Entonces, pensé en este texto que escribo y en el poema de aquellos días, el cual busqué y encontré con la imagen de un árbol. Con profundo sentir se los comparto, aunque frases cortas, en ese día no había más que decir.


Me partí,
            se desmoronó la parte
                        lo sentí morir
                                        caer
                                   pedir perdón
¿a dónde se fue el tiempo?
¿a dónde me fui yo?
                        me quedé pensando
                                   quebrándome
                        balanceando mi soledad
¿dónde están todos?
¿dónde estás papá?
                        soy un árbol             sin raíces
                                                                       sin frutos
                                                                       ni sombra
                        soy casi la nada y el silencio
                        soy dolor
¿y dónde está Dios?
¿dónde cabe Él en todo esto?
            una cruz
            un beso
            un gracias papá…
            y llegó la espada
            me atravesó el costado
                                                                       y salió            vinagre
                                                                                              yodo
                                                                                              cáncer
                                                                       y un poco de misericordia

llegó el abismo
me dejé ir
y aquí estoy
y aquí sigo
                        cayendo
                        cayendo
                        cayendo
                                                                                 





Viñeta por  Socorro González Barajas
(7 de enero 2003. Año de dolores profundos y el agua abundante)


*Ejercicio de narración para el Taller de Escritura Creativa impartido por Carlos Sánchez del 27 al 31 de agosto del 2012 en Puerto Peñasco, Sonora. MÉXICO.