viernes, 5 de junio de 2015

La tarde se decoró con el pacto divino

La tarde se decoró con el pacto divino con todo ser de la tierra, sus colores brillaban entre nubes que no terminaron de unirse nunca, la frescura nos recordó el camino de la verdad, de la vida. Mis hijos se deleitaron en las aguas del mar, jugaron para despedir la hora sagrada, la última hora, esa cuando el sol se despide dejando la promesa de regresar; mi amado Socorro sonrió con un patito marino que jugaba a esconderse, zambullía se asomaba, lo veía, se escondía. El dolor por los niños ABC, lo deposité en las manos perfectas, en las manos de luz, en la justicia divina, ahí donde solamente mi alma descansa. El día se fue entre un fresco verano, entre la reflexión, la solicitud mirada al Cielo Eterno. El tiempo, el secreto, el misterio, la alianza, el pacto. Somos hijos del Ser Todo Poderoso, hermanos del crucificado, de la sangre preciosa derramada por nosotros. Se nos olvida que somos seres tan amados, que nuestra alma descansa en una luz eterna. Seres de luz. Seres de amor. Ante esta noche sublime, con este aire que me acaricia, que me avisa, que me recuerda, pido paz para todos, amor derramado en todos los corazones, en todas las pieles; en todos los campos, en ese valle que nos anhela siempre. La oportunidad de seguir, de continuar, de amar, de despedir el día con tanto sentimiento de ángeles rondando por doquier. Solamente queda aprender, ser fortaleza, brazos que protejan, mano que se extienda para bien, mirada larga y serena para todo aquel que vive atribulado. La tarde cerró con un arco iris de multiplicados colores, así deseo para todos el amor, la salud, la paz, que lo demás llegará, sin duda, por añadidura. Hasta el amanecer, en espera de la promesa eterna.
Mi papá oraba siempre: "Luz y progreso para todos mis enemigos". Así nos enseñó a pedir.
También en viernes, 5 de junio 2015 en un puerto hermoso.