domingo, 19 de junio de 2011

Feliz Día Padre 2011. En memoria del mío.

Viernes, 17 de junio. Esta mediodía, alrededor de las 12:50, iba sola en mi carro por toda la avenida Luis Encinas, rumbo a la escuela de Salomón, de pronto grité "¡Papá, papá! ¡Por Dios cómo te extraño!" y el llanto me arrebató el momento, paré el carro y me dejé llevar por el sentimiento. Mi mente recorrió todos los momentos de su agonía antes de que muriera, todo lo que pasó y cómo me sostuve por una semana inmóvil de su cuerpo casi frío casi muerto.


Ayer me comentó mi mamá que hoy operarían del corazón a mi tía Sylvia Elena Valenzuela de Castelo, amiga de la familia, inseparable en los momentos de aflicción; cuando papá estaba en agonía, un día de diciembre del 2002, a las 3 de la tarde, su rostro se tornó gris y su cuerpo emitía temblores de un dolor, de una separación, de algo que sucedía, pero que era muy fuerte lo que estaba pasando, me recuerdo que estando en el trance de la hija que está viendo morir al padre, dije al Cielo "¿Por qué no se muere para que deje de sufrir si ya son las tres de la tarde?"... escuché una voz, que me dijo "Nina, no pierdas la fe, todavía hay una esperanza", fueron las palabras de mi tía Sylvia Elena ante su amigo desahuciado, la única persona que esperaba un milagro para mi padre, la única.


Afuera, otros voluntarios indeseables ya tenían al personal de la funeraria, esperando que papá falleceria para llevarse su cuerpo. Otros, rondaban por ahí esperando el final; más, comían en la cocina y tomaban café comentando lo que estaba ocurriendo; uno se hacía el enfermo de gravedad y se andaba practicando estudios en esos minutos, lo que traía clavado en el estómago no era masque la conciencia. Mamá leía, después de que mi tía dijo esas palabras se levantó y buscó en su clóset contiguo a la cama una carta que dos años antes le había entregado yo a mi padre, la leyó en voz alta, como queriendo resucitarlo... cada palabra se me clavaba en el alma. Mi madre despedía a mi padre con mi palabras.


Yo sabía que el adiós sería a las tres de la tarde, a la "Hora de la Misericordia" ¿cómo lo sabía? No lo sé -me supongo que es el lenguaje del amor el que da indicaciones al corazón-; papá falleció a las 3:45 p.m. rodeado de sus hijos, esposa y amigos. Abraham le cerró los ojos, Evelyn le dijo las últimas palabras, Aarón miró a sus hermanos lloroso, volvió a resollar después de ese momento, pero ya la vida se había ido, sonrió antes de partir, algo vio en ese espacio que nos divide, algo avisó en otra dimensión que el gusto fue enorme. Fuimos testigos de ello. Pedí que salieran todos, nos quedamos frente al cuerpo, su esposa, sus hijos, nueras, yerno y Betini (un hermano adoptado del corazón). Mamá habló, pidió paz y que Los Cuates, sus nietos mayores, fueran al funeral. Papá se fue sonriendo, yo quería que lo dejaran tres horas con nosotros pero de inmediato entraron por él y se lo llevaron, con apuro, con urgencia. Lo demás ya no sería para mí. Mi tía Sylvia Elena, me mandó cuatro trajes de color negro, preciosos y finos. Fui al funeral y la misa. El dolor se me clavó en el costado por muchas cosas, pero más porque me faltó tiempo. El desenlace de su partida trajo situaciones adversas y dolorosas. Papá ya no está, es la respuesta a todo.

Magali Romano, subió una canción ayer al facebook que me dolió más. Yo no sé quién no necesita en este mundo a su papá, yo sí y mucho. Soy su niña, con eso pueden comprender todo. Se fue mi papá, con los meses, perdí la amistad de mis hermanos, hermana, y a veces a mi mamá. No me hablan, no soy parte de ellos. El puente era mi papá. Ahora practico cómo ser fuerte y lo logro, hay días que lo logro, pero ¡caray! Cómo me gustaría que él estuviera aquí, y saber entonces, ahora, cómo llevar la vida. Sé todo lo que me dicen, que él está conmigo, que su espíritu me acompaña, que esto que el otro, lo sé y también estoy de acuerdo con ello, si no no pudiéramos seguir como humanidad; pero tengo derecho a extrañarlo por muchas cosas, principalmente porque mi papá fue mi única sangre que acarició mi espíritu y comprendió mi mente, que abrazó mi vida con toda su fuerza y que me hizo hija. ¡Feliz Día del Padre mi cariño! La vida seguirá su curso, mi tía Sylvia Elena estará sana, Magali Romano seguirá poniendo bellas canciones y este domingo todos abrazarán a sus padres, inclusive yo.

En su memoria. Manuel David Mier López (Guanajay, Cuba. 1928- Caborca, México. 2002)