domingo, 8 de julio de 2012

Ocho de julio 2012: Ya pasaron cuatro años


Por la madrugada llegó Salomón a acostarse a nuestra cama, entonces, Chonono quiso salir a sus “necesidades”, Socorro con toda su paciencia y cariño se levantó a sacarlo al patio. Yo temía despertarme este día, hay días marcados en nuestras existencias, esta fecha es una de ellas en esta pequeña familia. No quería salir hoy, pero hubo que ir al rancho, nos fuimos a las nueve de la mañana, llegamos, los niños corrieron a los destrozados y viejos tractores del abuelo, es lo que les queda de él, de ese abuelo cubano que no conocieron pero que lo traen en la sangre; no les importó el calor, jugaron, se cambiaron de un tractor a otro, gritaron, corrieron. Así es el rancho, así me gusta verlos. Nos regresamos, llegamos a las dos de la tarde pasadas. Me acosté a dormir, no quería saber nada, menos de México y sus resultados electorales.

Me duele el cuerpo, he somatizado lo vivido estos días, siete días, donde ya toda la crónica anunciada transcurrió tal cual, pusieron cortinas de humo: el huevo, demencia senil de García Márquez, la boda de Derbez… no bastó para nadie, ahí fueron muchos, miles, a la Marcha  07-07, tampoco de nada sirve, pero por lo menos gritan. Me duele el cuerpo, me duelen las coyunturas, los huesos, la piel, me duele la mente, mis ojos, mis dedos, me duelen ellos, los que se venden, los que son tan ignorantes, los que me dicen pendeja, me duele esto, me duelen los que ya se derrumbaron, me duelen los que están de pie, me duelen los que saben y los que desconocen. El domingo se fueron sueños, se fueron consignas, se fueron protestas, se fueron verdades.

El domingo se fue un sueño de mis manos, uno en particular,  el de seguir con un fulgor, con ánimo, con empeño, con estar con uno de los grandes líderes de fomento a la cultura y las artes aquí donde hoy vivo (Puerto Peñasco), el sueño de que Guillermo Munro estuviera al frente de la dirección cultural, ya no más… se perdió con el idealismo nacional. Así se pierde en lo profundo, así se pierde luchando. Por eso, me duele el cuerpo, porque se pega al alma, porque ahí habita el espíritu. Estoy en depresión post electoral, me imagino que saldré adelante en unos días. Llegué cansada y lista para celebrar el primero de julio, primero de julio me dijo que no tajantemente y me regresó por donde llegué.

Así, entre recuerdos duros del pasado (un día como hoy pero del 2008), un presente incierto, un día bello, una noche de amor plena, sigo por el sendero, sigo caminando con una sonrisa, con la frente en alto, con la mirada fija, con dolor, pero así, con lo que soy y con lo que estoy preparada para enfrentar. Siempre habrá un mejor día por venir, los niños juegan y gritan consignas que escuchan en los videos que veo todo el día en youtube. Eso es bueno, estamos en el camino, es lo que importa, pobres los que aun están fuera de él.

Mi hija Rut es muy necia, eso me hace sonreír; mi hijo es muy divertido, eso me hace mantenerme; mi esposo es encantador, eso me hace permanecer. Mi vida me magnetiza, eso me hace luchar así, por esto, por ellos, por todos, por mí (como el juego del "bote robado" pero ahora en un "país robado").

Me imagino que esta semana saldré de esta depresión post electoral que he vivido plenamente, que he padecido hasta llorar inconsolablemente, después sentir mucha rabia, otras veces impotencia. He sabido padecer a la altura de las circunstancias, eso me hace sentirme más fuerte. Sigo en lo dicho, sigo en lo inconforme, pero sigo. Ha sido largo el camino, pero aun falta, esto no termina. Estaré lista en un par de semanas para seguir en lo mío, para fraguar proyectos culturales y ejecutarlos con ahínco y pasión; es lo propio de mi existencia. Días de familia, días de cariño y voluntad; gracias por su cobijo.   

© "Rut Emmanuelle en la tormenta". Fotografía por Socorro González Barajas