Alguien tiene que velar. Alguien tiene que esperar. Vigilar que el farol siga encendido, que el fuego no amaine. Alguien tiene que tomar la vida en serio, no estar protestando a unas horas, divertirse como palomitas en ollas con mantequilla minutos después. Alguien tiene que esperar el amanecer, despedir las estrellas, platicar con la luna. Alguien tiene que esperar a los que vienen en el camino, despedir a los que se van. Como piedra. Como hierro. Como un alma perenne. Alguien.
[Entrando al dos de noviembre. 12:43 pasando medianoche]